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Ya no se buscan Jefes, sino GeFes


Retener el capital humano, hacer que quieran estar en la empresa. ¿Cómo lograr que un valor como la fidelidad sea aplicada en la fuerza laboral? ¿Cuáles son los aspectos que empujan a los trabajadores a dirigir su interés en otras empresas, si ya están dentro de alguna y si teóricamente han pasado las pruebas de ingreso, han sido contratados y han firmado de aceptación de las condiciones laborales?

Durante los primeros días, sino desde el primer día, el trabajador sabe si tomó o no la decisión correcta, mucho antes que la empresa -a través de su evaluación de desempeño- sepa si el trabajador cumple o no con la funciones del puesto. Algo que no se puede definir en las entrevistas de trabajo, ni en la inducción a puesto, es el clima laboral. Éste se percibe estando dentro de la organización y no siempre empata con la personalidad del trabajador, pese a ser éste apto para el puesto.

Se escuchan ya ideas que trabajadores felices impactan positivamente en la productividad: el ya no tener jefes dentro del concepto de quien solo delega, administra o gestiona información, sino de gestores de la felicidad. Término interesante, especialmente para aquellos que tradicionalmente han sido más convencionales en la dirección de las empresas. El cambio ya no es orientado hacia el trabajador, sino a los jefes, quienes ahora deben no sólo tener las competencias gerenciales sino también deben aprender a soltarse, a mostrar más su humanidad y empatía. Mejorar la comunicación de forma que ésta se haga horizontal, plana y en la cual haya una real retroalimentación de la información, donde haya un interés real por la persona a la que delega el cumplimiento de funciones, ya no sólo tareas. Desarrollar la capacidad de ver al trabajador como un colaborador que tiene vida personal y que requiere un balance de todas las facetas de su vida para lograr una integral calidad de vida que repercuta en menores accidentes, enfermedades laborales, fallas de calidad, deslealtades.

Las teorías modernas de administración del capital humano están centradas en el desarrollo de las capacidades del personal desde el trabajador mismo, desde la conscientización de su situación y apoyado por un líder que lo guiará hacia la consecución de las metas que ambos se han trazado. Un trabajador feliz es un trabajador comprometido con su empresa, tanto dentro como fuera de ella. Se nota en dónde trabaja, mantiene el orgullo de pertenencia y está plenamente convencido de la importancia de su puesto y el impacto que tiene en la rentabilidad de la organización.

¿Cómo? Simple: sabe para qué está, es decir, tiene un descriptor de puesto bien definido y realista que se puede medir a través de indicadores. Sabe dónde está, ya que comparte la misión, visión y valores de la institución y sabe que su trabajo es importante, ya que es tomado en cuenta y desarrollado para celebrar con todos los éxitos y metas alcanzados. Un trabajador feliz logra llevar esa felicidad a todos los lugares a donde vaya.

El reto no es lograr trabajadores felices, el verdadero reto es ser jefes felices. GeFes: Gestores de la Felicidad.

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